En
la avenida Mariscal Sucre, a pocos metros del redondel de El Condado, se instaló una de las cuatro
vallas gigantes de la campaña impulsada por la concejala Carla Cevallos en
contra del femicidio en Quito.
El mensaje del rótulo ha
encendido una polémica en las redes sociales: “Si puta es ser libre y dueña de
mi cuerpo soy puta… y qué? No más cruces rosadas”.
Según Cevallos, la campaña
cuestiona precisamente la visión machista del problema, que permite el maltrato
a la mujer incluso desde los insultos cotidianos.
“Utilizamos esa frase porque
nuestra realidad es así, a la mujer la catalogan (como puta) por actuar con
libertad, por vestirse como desea vestirse, por hablar como quiere hablar”,
resalta la concejala. Cevallos busca concienciar sobre el impacto de la
violencia de género y del femicidio en el país.
Las vallas han recibido
opiniones a favor y en contra en Facebook y Twitter.
Fernando Salme Arroyo posteó en
Facebook una foto de una valla y este mensaje: “No puedo creer que estas vallas
publicitarias las haya colocado el Municipio. Qué barbaridad el contenido del
mensaje. Si es verdad esto, quienes critican la libertad de expresión y la
publicidad del sector oficial deberían estar a la fila para los reclamos
pertinentes”.
En el mismo muro Mirian Amagua
escribió: Qué grosería más grande… Pensar y poner algo así.
En esa conversación, Onix Rock
tuvo otro punto de vista: “no lo entienden… es una campaña contra el machismo y
la sociedad mojigata que llama ‘puta’ a toda aquella mujer que es diferente…
llaman así a una modelo por ser modelo, llaman así a una mujer por ser
divorciada y peor si la ven sola en un bar o con sus amigas… les invito a
ofenderse por cosas más importantes que un rótulo que lo único que hace es
llevarnos a reflexionar…”.
Lo cierto es que por ser una valla
es de consumo masivo y no solo el mensaje llega a un público adulto que podría
entender el mensaje de fondo, si es que se quiere y se puede; el mensaje también
es consumido por niños y adolescentes que pueden tener muchas interrogantes al
respecto. ¿Quién las despejará?
Fuente:elcomercio.com
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