El informe El negocio invisible
de la salud, publicado por Pablo Iturralde, del Centro de Derechos Económicos y
Sociales (CDES), pone el dedo en la llaga sobre los grandes beneficios que supuestamente
han obtenido los oligopolios de la salud en el Ecuador, durante la denominada
"Revolución ciudadana".
Este es un informe sobre la
concentración de capital en el sector salud y cómo los recursos estatales han
servido para engordar esos capitales y favorecer el control económico del
sector por parte de pocos actores. Hay grandes beneficiarios entre las cadenas
de farmacias, el comercio al por mayor de productos farmacéuticos, en la
industria farmacéutica, en las clínicas y hospitales y otros servicios
similares, en la medicina prepagada y seguros de salud y en el comercio al por
mayor de instrumentos y materiales médicos quirúrgicos.
“Nuestra intención es analizar
al sector salud como un eje de acumulación del patrón de reproducción de
capital ecuatoriano”, dicen los editores. Efectivamente, la rama de actividad
vinculada a la salud presentó altas tasas de crecimiento en el periodo de
Rafael Correa, pues entre el 2006 y el 2011 su participación en el PIB creció
un promedio de 4,8% por año, un 100% más que en el quinquenio anterior.
La investigación demuestra que
en el sector salud, con datos cortados al 2013, se desenvuelve en mercados
fuertemente controlados por pocas empresas privadas. Solo en la rama del
comercio al por mayor de medicinas, es decir los que venden medicamentos e insumos
a las farmacias y hospitales, 86 empresas tuvieron ingresos de USD 2438
millones en el 2013.
Difare, Leterago,
Ecuafarmacias, Ecuaquímica y Farmaenlace, obtuvieron ingresos por USD 1109
millones, cifra cercana al 50% del total del mercado, destacándose Difare que
generó USD 396 millones en ese año.
Pero de todas estas, solo
cinco: Difare, Leterago, Ecuafarmacias, Ecuaquímica y Farmaenlace, obtuvieron
ingresos por USD 1109 millones, cifra cercana al 50% del total del mercado,
destacándose Difare que generó USD 396 millones en ese año. La empresa pública,
Enfarma, creada precisamente para regular los precios representó apenas el
0,04% del mercado de ese año. Las siete empresas más grandes (a las
anteriormente nombradas se suman Bayer y Roche) tenían, para el 2012, el 41% de
participación en el mercado, mientras que en el 2006 representaban 32,8% del
mercado. Todo el sector incrementó sus ingresos de manera significativa: entre
el 2006 y el 2011, Difare multiplicó sus ingresos en 15 veces, con ventas que pasaron
de USD 22,6 millones a USD 328 millones en ese año. Ecuafarmacias multiplicó
sus ingresos en 18 veces en el mismo periodo pues pasó de USD 9,8 millones a
USD 175 millones en el 2011. Leterago multiplicó sus ingresos en 79 veces. Pero
la carga tributaria cayó dramáticamente en estos ejemplos.
El sector de la industria
farmacéutica, está monopolizado por dos empresas, Quifatex y Novartis Ecuador,
las cuales concentraron progresivamente gran parte de la actividad industrial.
En el 2012 las dos empresas acapararon el 33,6% de los activos, el 47% de las
ventas y el 22,7% de las utilidades. Entre el 2006 y el 2012 Quifatex
multiplicó diez veces sus ingresos: sus ventas se elevaron de USD 30,3 millones
a USD 310 millones. Novartis multiplicó sus ingresos en 76 veces, pues sus
ventas pasaron de USD 960 000 a USD 69, 9 millones.
En esta actividad, dice el
informe, la acumulación fue cada vez más acaparadora. Mientras que en la
medicina prepagada hubo una tendencia a la desconcentración de los activos e
ingresos, pero a la par mostró una concentración en las utilidades netas. Dos
empresas, Salud S.A. y Ecuasanitas acapararon el 39,8% de los activos
operacionales y nada menos que el 96,1% de las utilidades.